Si hay algo que quedó del conflicto por las retenciones es la idea de que "estamos desperdiciando una oportunidad histórica". Más de uno habrá escuchado la pregunta "cual es la diferencia entre China y Argentina?" que incluso se escuchó en el parlamento durante la discusión por la 125. En el contexto del conflicto agropecuario se podría pensar que la respuesta pasa por el lado de que allá las tierras son colectivas y acá privadas, o que pese a tener una proporción muy parecida de participación de la agricultura en el PBI (alrededor del 10% en ambos casos) el 80% de las exportaciones Chinas son manufacturas (textiles y electrónicas mayoritariamente) mientras que en nuestro caso llegamos al 65% (con un 35% de manufacturas de origen agropecuario).
Por el lado político recordando la historia reciente de China también podríamos decir que allá cuando el gobierno está dispuesto a llevar adelante una política no duda en reprimir manifestaciones con tanques de guerra. Pero bueno, la idea de compararnos con otros países es siempre ver las mejores cosas de ellos y las peores nuestras, así que dejemos de lado la parte política.
Volviendo a la pregunta original, la respuesta es que "en China transforman las crisis en oportunidades y en Argentina las oportunidades en crisis". Así que teníamos (o todavía tenemos) una gran oportunidad y la convertimos en una crisis. En esa línea andan muchos periodistas y formadores de opinión en general, hace un tiempo escuchaba a uno que entrevistando a un político opositor empezaba la pregunta o entraba en el tema afirmando que habíamos perdido cuatro meses en un conflicto innecesario, no era esa la pregunta, sino que lo daba como algo obvio, es la famosa pregunta capciosa en que no importa cual sea la respuesta se da por cierta la afirmación original.
Sinceramente no tengo muy claro a qué hecho se refiere lo de que China transforma crisis en oportunidades, pero me interesa más analizar lo de los 4 meses perdidos. Lo primero que se me ocurre es preguntar en qué consiste exactamente esa famosa oportunidad histórica. Lo que parece seguro es que está relacionada con los altos precios de los productos primarios exportados por Argentina, sobre todo la soja. Pero a la hora de definir qué acciones concretas hay que tomar para subirse a esa gran ola histórica dudo que estemos todos de acuerdo, y es lógico, porque para decidirlo hay que discutir que país quiere cada uno para los próximos años.
A juzgar por los dichos de distintos actores del conflicto hay varios grados de aprovechamiento de la oportunidad. El más básico de todos es dejar las cosas como estaban, lo dijo De Angeli y lo dijo Mirtha Legrand, si íbamos tan bien, para que cambiamos? Incluso sin que algunos lo notaran De Angeli logró volver a instalar el discurso del derrame en la sociedad, pero de una forma muy concreta y entendible. Dejando las cosas como estaban él podía pintar la casa y le daba trabajo a tres albañiles, en cambio con más retenciones los albañiles se quedaban sin trabajo. Entonces la primera opción es dejar todo como está, los productores solos se encargan de redistribuir la riqueza generando trabajo en los pueblos, comprando cosechadoras y reinvirtiendo para cosechar más. Esta primera opción a simple vista parece lógica, pero tiene un problema a largo plazo y es quién le va a dar trabajo a los 3 albañiles cuando caiga el precio de la soja a los niveles previos a la gran oportunidad? No es que sí o sí tengan que caer, pero históricamente los precios de los productos primarios varían mucho más abruptamente que los de los productos con mayor valor agregado, y más aún, los períodos de mayor crecimiento de la economía mundial, es decir, de los países más desarrollados suelen estar acompañados de precios relativos bajos de materias primas frente a los demás. Por lo tanto si suponemos que la economía mundial va a superar la crisis actual no es descabellado pensar que van a bajar los precios de los commodities agropecuarios a precios más bajos al menos en términos relativos.
Un segundo grado de aprovechamiento sería el de pasar de granero del mundo a supermercado o góndola del mundo. Políticos de distintos partidos usaron frases de ese estilo. Ya me parece un avance, si nos fijamos en las exportaciones actuales somos mitad granero del mundo y mitad granero de chanchos, porque gran parte de los granos que exportamos no son para alimentar al mundo, sino para que China alimente al mundo, engordando animales con la soja. Entonces para pasar de granero a supermercado la idea es o cerrar la cadena de valor de la soja alimentando animales en nuestro país o reemplazar la soja por cultivos que ya tengan cadenas de mayor valor agregado.
Pero bueno, incluso suponiendo que lográramos pasar de granero a supermercado, deberíamos conformarnos con eso? Acá no parece haber tanto consenso como en el tema anterior. Queda claro que las industrias más "genuinas" son las ligadas a la manufacturación de productos agropecuarios, las que probablemente podrían desarrollarse con una mínima intervención estatal. En ese sentido creo que cuando se habla de permitir la flotación del dólar para luchar contra la inflación básicamente se pide dejar de mantener producciones con poca rentabilidad, como la textil. Obviamente que el tipo de cambio no es la única forma de intervención estatal, pero al menos para mí es un ejemplo fácil de entender. Entonces a grandes rasgos están los que piensan que tenemos que concentrarnos en lo que somos fuertes por naturaleza y no gastar recursos en actividades que no podrían sobrevivir sin el estado. Tomando el ejemplo deportivo olímpico tan de moda estos días sería como decir, dediquémonos a ganar medallas de oro en fútbol y básquet donde no tiene que poner guita el estado y no rompan las bolas con poner plata para pistas de atletismo. El tema es que dejar de "mantener" las industrias no tan rentables dejaría sin trabajo a millones de personas. La pregunta es si un mayor desarrollo de las agroindustrias sería capaz de absorber la mano de obra que dejaría desocupada una menor actividad en las otras industrias. Mi visión sin demasiado fundamento es que no tenemos que renunciar a nada, cuanto más diversidad tengamos menos vamos a depender de cada actividad particular, en ese sentido les recomiendo esta exposición de Aldo Ferrer en la que desarrolla el tema de la necesidad de diversificar la economía.
A lo que quería llegar con todo esto es que me parece muy ingenuo pensar que durante los cuatro meses del conflicto lo único que hicimos es perder el tiempo para barrenar la ola de la oportunidad. Creo que hace mucho tiempo no se discutían en el Congreso políticas de fondo y de largo plazo como se discutieron esos meses. No creo que la 125 fuera la receta mágica para transformar el país, pero evidentemente fue como un disparador para que surgieran temas que parecían olvidados como la redistribución del ingreso, la renta de la tierra, la legitimidad o no del estado para intervenir en el comercio internacional, el papel del congreso, etc. Lo triste es que hizo falta una presión fenomenal por parte de un grupo de corporaciones sin representación a través de votos para dar la discusión, y en ese sentido creo que quedó un precedente que puede ser problemático para este y otros gobiernos, pero lo que me parece una verdadera zoncera es pensar que los meses de conflicto fueron una pérdida de tiempo, como si no se hubieran discutido modelos económicos, el futuro del país, y los intereses de las clases históricamente más beneficiadas de la Argentina. Si queremos algún día dejar de rezarle a la soja vamos a tener que seguir discutiendo esos temas.
nos mudamos
Hace 2 años